Musica: COLOR TANGO
Postato il Monday, 17 October @ 19:38:15 CEST di vamos
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Roberto Alvarez y color tango
“Pugliese fue un ejemplo en todo”
El bandoneonista y su orquesta presentan un show que rescata clásicos del maestro. En Español
Por Cristian Vitale
Roberto Alvarez nunca había imaginado que un día de
fines de los ’70 lo iba a rozar la varita mágica de San Pugliese para cambiarle
el futuro. Por entonces, tocaba el bandoneón en la orquesta de Chacabuco: en su
primer viaje a Buenos Aires alguien lo vio y, de un impulso espontáneo, cayó
sentado muy cerca del maestro, con bandoneón y todo. “De pronto me encontré
dentro de su orquesta sin saber cómo llegué. Pasé del potrero a jugar con River
y Boca. Y viajé por el mundo cuando jamás pensé que iba a salir de Chacabuco”,
dice. Su arribo a la orquesta fue en 1978 y la aventura duró años. En el medio
compuso varios temas que Pugliese grabó –Chacabuqueando es uno de ellos– y
arregló casi 30 composiciones, además de transformarse en primer bandoneonista.
“Componer... qué cosa, ¿no? Es algo que en mi vida había pensado hacer. Todo se
debe a que Pugliese incitaba a sus músicos a que escribieran y compusieran, algo
muy raro en el ámbito del tango. Diría que casi ningún director ejerce esa
incentivación. Por eso es tan rica su discografía: a su talento le sumaba el de
cada músico de su orquesta.” La introducción apugliesada tiene dos directrices:
una es que la orquesta que Alvarez armó cuando terminó su ciclo con Don Osvaldo,
Color Tango, conservó su herencia en método, forma y ética; y la otra es que, a
quince años de su nacimiento, acaba de editar un disco con temas inéditos del
viejo batallador tanguero. “La idea nació en un largo viaje en tren por Europa.
Conversando con Lidia, su mujer, surgió rastrear material que Pugliese no grabó
o no editó y dimos con muchos temas muy bellos”, informa Alvarez. El método de
rastreo fue llenarse las manos de polvo en viejos baúles atiborrados de
anotaciones, pedacitos de temas y escritos inconclusos, muchos de los cuales,
según Lidia, su marido hubiese editado si llegaba a los 200 años. Entre ellos,
el director de Color Tango rescató piezas de todas las épocas como Barriada
–originalmente llamada Villa Miseria–, Brizna, Marga, La Paponia, A los obreros
gráficos o Como flor de yuyo, que no aparecen en ningún rincón de la discografía
del autor de La Yumba. “La Paponia es uno sus primeros temas, está firmado con
seudónimo. Lo terminó poco antes de morir y se lo dedicó al actor Luis Brandoni;
y A los obreros gráficos estaba por la mitad y me tomé el atrevimiento de
arreglarlo y terminarlo. Pienso que él me perdona desde arriba.” –Hay varios
homenajes: Para Héctor Larrea o Pa’l Vasco Izurieta, por caso. –Izurieta es un
locutor que hoy vive en Mar del Plata, con el que Pugliese compartió momentos
durísimos de militancia y prohibición. Es un buen rescate. Color Tango, que
completan Hernán Bartolozzi en bandoneón, Alejandro Schaikis en violín, Diego
Lerendegui en viola, Gustavo Hunt en teclado, Analía Goldberg en piano y Manuel
Gómez en contrabajo, optó por estrenar la obra a cien años del nacimiento de
Pugliese, hoy y mañana a las 22 en el Torquato Tasso (Defensa 1575). “Es un
material de raíz tanguera, sin desviaciones... melodías nuevas que se pueden
elegir para coreografiar, para hinchas de Pugliese, bah”, resume Alvarez. –¿Por
qué todos los temas son instrumentales? –La orquesta trabaja mucho con
bailarines y milongas, donde la figura del cantor distrae a los bailarines. Ojo,
yo soy un enamorado de tener uno o dos cantantes, porque le dan otro color.
Imagínese que para aguantarte quince temas instrumentales tenés que ser muy
tanguero y muy músico. Incluso trabajamos permanentemente con Abel Córdoba, que
también fue cantante de Pugliese, y yo ahora estoy a la búsqueda de un pibe
joven para incorporar como fijo. –¿Se considera un continuador del camino
“horizontal” de Pugliese? –Es que es justo, casi inevitable que sea así. Los
ensayos tienen que ser en un taller y no una voz que mande lo que hay que hacer.
El método es recibir las ideas de los demás y compartirlas. Así es como nacen
las grandes cosas. Osvaldo, para mí, fue un ejemplo en todo. Y pienso que lo
ayudó mucho su idea política, porque estaba convencido de que ese era el camino.
Tuvo millones de problemas, estuvo preso, le aconsejaron que se dejara de
macanas para trabajar libremente, pero él no abandonó nunca su coherencia.
Siendo un debilucho en apariencia, tenía una fuerza interior impresionante.
–¿Implementan su misma conducta igualitaria en términos económicos? –Tratamos.
El, precisamente, daba el ejemplo con lo que nos duele a la mayoría de los
humanos: el bolsillo. Era un tipo desinteresadísimo por la plata, y hasta hubo
momentos en que los músicos de su orquesta, como Alberto Morán, ganaban más que
él. Un director de orquesta que permite esto merece destacarse. –¿Color Tango
funciona como cooperativa? –No sólo eso: creo que somos la primera orquesta que
se transforma en Sociedad de hecho. Pugliese lo quiso hacer hace muchísimos años
y, cuando los músicos tuvieron que firmar, ninguno quiso. Nosotros lo hicimos,
porque es la manera en que el músico se siente un poco dueño de la orquesta.
Todos ponemos el hombro por todos y cada uno sabe lo que cobra el otro. Incluso
se deja un fondo para los gastos extra. Esto no lo inventé yo, claro. –No es
fácil de sostener una sociedad de hecho. ¿Se mantiene estable la formación? –En
los últimos años, sí. Yo tomo gente joven y lo que ocurre es que, cuando alguno
empieza a lucirse, se va. Duele mucho cuando sucede esto, porque la música que
hacemos es difícil en términos de interpretación. –Volvemos a Pugliese...
–Claro, porque acá no se escribe nada, no hay que leer sino ensayar mucho.
Hacemos temas que no se pueden llevar al papel y eso cuesta horas de ensayo y
sacrificio.
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