es la flor de un comboy de fulería
que luce con tecor su compadrona
silueta remanyada en la avería.
bate cana la pilcha fulerina,
su floreado vestido de percal,
que prefiere el laboro de matina
a la curda nocturna de Pigal.
Y es milonga de ley. Cuando camina
parece que siguiera el tango aquél
escuchando de paso en una esquina
o en un disco gastado de Gardel.
Los malevos, los guapos, los corridos,
los táuras de abolengo en el reaje
le baten sus piropos preferidos,
recuerdo de otros tiempos de
coraje.
Y la viola armoniosa del cantor,
adornada con cintas de cariño,
luce entre todas una, la mejor
la que usaba mi mina en el
corpiño.
Por mujer, por de línea, por canchera,
por hermosa, por gaucha y por bonita
vá mi rima de zurda, !flor canera!,
a su negra melena compadrita.
EL FEITE
Recuerdo de un amuro ranfañoso,
Luce tajo de guapo, marca rea,
Un feite en re fa-sí, meticuloso,
Que un cacho de nariz le
escolasea.
Beso máula de daga matadora,
No ha de borrarse nunca, hasta la muerte,
Por más que el que lo lleve sea ahora,
Tayador ventajero con la suerte.
Por eso es que le digo cuando pasa,
-engrupido debute, farolero,
de mucho cueyo y de corbata escasa-:
-Ya que áura sós bacán y el vento
empácas,
y la rolás con púas, !pesebrero!,
no te sacas el feite, no te
sacas.