LOS ULTIMOS DIAS DE GARDEL
Data: Wednesday, 29 June @ 23:56:18 CEST
Argomento: Poesie - Storia - Letteratura


A 70 años de la muerte del cantor, reproducimos un aparte del libro Carlos Gardel, cuesta arriba en su rodada........

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Los últimos días de Gardel A 70 años de la muerte del cantor, reproducimos un aparte del libro Carlos Gardel, cuesta arriba en su rodada, de Jaime Andrés Monsalve, en el que se reconstruye su paso por el país

El barco Presidente Gómez llevó a Gardel y a sus compañeros desde Curaçao hasta Barranquilla. Allí arribaron el 4 de junio de 1935.

En medio de la historia de tensiones y conflictos del último siglo en Colombia, existían algunas señas de que el país, regido por Alfonso López Pumarejo, iba camino de la modernización. Sin ir más lejos, existían dos líneas aéreas locales, que se encargaban de acortar las distancias ensanchadas por el altorrelieve nacional.
Eran ellas la Compañía Colombo-Alemana de Transporte Aéreo (Scadta), fundada en 1919 (la primera creada en Latinoamérica), y la Sociedad Colombiana de Aviación (SACO), creada por el piloto Ernesto Samper Mendoza en 1933, con apoyo de comerciantes antioqueños. Ambas empresas tenían sus propias flotillas y mantenían una férrea competencia en la prestación de funciones.

En Barranquilla, Gardel se hospedó en el Hotel El Prado, y al día siguiente de su llegada hizo sus dos primeras presentaciones en el país, durante las jornadas vespertina y nocturna del Teatro Apolo. Al día siguiente se trasladó a Cartagena, donde cantó en el Teatro Variedades. Como parte de su grupo de acompañantes, se le unen Celedonio Palacios y Henry Swartz, dos empresarios que viajaron con él por aire (en el avión Guillermo Valencia, un S-28 de la Scadta) hacia su siguiente destino: Medellín.

Gardel declinó una oferta para presentarse en Santa Marta. Según el investigador Rodolfo Omar Zatti, "el clima, más el cansancio que empieza a hacer mella en la integridad física de nuestro ‘Zorzal’, son los motivos, conjuntamente con la urgencia de dar por finalizada esta gira por los compromisos adquiridos en Estados Unidos". Después de Colombia, los siguientes destinos serían Panamá, Cuba y México, y luego pensaba retornar algunos días a Buenos Aires.

El 10 de junio, Carlos Gardel pisó suelo de la capital antioqueña por primera vez. Durante tres días se presentó en el Circo Teatro España. El 14, a bordo del trimotor Cali de la Scadta, la comitiva se dirigió a Bogotá. A las dos de la tarde, a punto de aterrizar, más de 10.000 personas que aguardaban su llegada invadieron la pista. Por fortuna, gracias a una hábil maniobra del piloto se evitó una tragedia de enormes proporciones. El avión se estacionó en el primer lugar vacío que encontró, pero hasta allí fueron a dar los fanáticos. Gardel fue alzado en hombros y a Alfonso Azzaf, relacionista público de la gira, le fue robada la billetera. Algo parecido sucedió en el auto cuando iban hacia el lugar donde se hospedarían, el Hotel Granada. Trastornados por el gentío, echaron marcha atrás en dirección a las oficinas de Swartz.

A punto de aterrizar en Bogotá, más de 10.000 personas invadieron la pista.

El mismo día de su llegada, debutó en el aristocrático Teatro Real. Ya Gardel se iba acostumbrando a la multitud que, esa misma noche, se agolpaba ante la puerta del lugar. El escenario que más curiosidad le llamó fue el del Olimpia, una sala de cine acondicionada para la ocasión, cuya pantalla se encontraba en la mitad del lugar, de modo que había sillas a su alrededor. Después de cantar la primera canción, se llevó un susto al descubrir que estaban aplaudiéndolo delante y detrás. El cantor encaró la situación, no sin cierto enojo, ubicándose de lado, para que al menos desde ambas localidades se le pudiera ver de perfil.

El 23 de junio, poco antes de las 10 p.m., Gardel actuó en la emisora La Voz de la Víctor, de Bogotá, ubicada frente a la Plaza de Bolívar. El cantor entonó diez canciones para luego despedirse de su público:

"Antes de cantar mi última canción, quiero decir que he sentido grandes emociones en Colombia. Gracias por amabilidad tanta. Encuentro en las sonrisas de los niños, las miradas de las mujeres y la bondad de los colombianos un cariñoso afecto para mí. Me voy a ver a mi vieja pronto, no sé si volveré, porque el hombre propone y Dios dispone, pero es tal el encanto de esta tierra que me recibió y me despide como si fuera hijo propio, que no puedo decirles adiós, sino hasta siempre".

Y, acto seguido, entonó Tomo y obligo.
Al menos para el público, aquel fue el último tango cantado por Gardel.

Al otro día, miles de personas se encontraban pendientes de los movimientos en el Hotel Granada de Bogotá, así que Gardel y su comitiva tuvieron que salir por la puerta trasera. Poco antes, aquella mañana lluviosa del lunes 24 junio de 1935, su compañero de composición, Alfredo Le Pera, había pagado los sueldos a todos los integrantes del equipo. Ahora arribarían a Cali para realizar dos conciertos en el Teatro Jorge Isaacs, antecedidos por la presentación de su cortometraje La casa es seria. También en la capital del Valle del Cauca miles de personas habían pasado la noche en carpas en el aeropuerto Guabito, esperando el arribo del ídolo. Antes de llegar a su siguiente destino, el trimotor Ford F-31 de la compañía SACO debió hacer una escala técnica en Medellín, en el aeropuerto Olaya Herrera, para reaprovisionarse de combustible. Hasta ese punto habían llegado, a las 2:30 p. m., con el piloto norteamericano Stanley Harvey y su copiloto Jack McMyllan. En lo sucesivo, el equipo estaría comandado por el mismísimo dueño de la compañía aérea, Ernesto Samper Mendoza, acompañado del segundo a bordo, Willys B. Foster.>br>
Después de una breve merienda en el edificio del aeropuerto, los presentes se dispusieron a volver al avión. El guitarrista José María Aguilar, según lo comentó en entrevista posterior, sintió miedo y Gardel lo notó:

"– No tengo miedo –afirmó–, pero me sucede algo raro. Lo que te puedo decir es que si tuviera dinero, yo costearía este viaje de otra forma.
"– Vamos… vamos… ésta es la última hora y cuarto que queda de vuelo, después no subiremos jamás a estos bichos".





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